El primer paso está dado. Los niños saben que viven en un planeta al cual tienen que cuidar y lo expresan frecuentemente con ideas y comentarios que a nosotros, los adultos, no se nos hubiesen ocurrido cuando teníamos su edad: "¡papá, no tirés el papel al piso!"; "má, mirá toda la basura que hay en la calle..."; "seño, los árboles no se tienen que cortar porque nos dan oxígeno"... 

La temática (y problemática) ambiental ya ha sido incorporada en los contenidos curriculares de los niveles inicial y primario, y en algunas materias del secundario. Sin embargo, como sociedad todavía tenemos un largo camino que recorrer en este asunto y la educación formal nos brinda un espacio de lujo para empezar a caminar.

Es importante destacar que el tema ambiental atraviesa todas las asignaturas. ¿Cómo pueden trabajarlo los docentes? Lo primero que hay que tener en cuenta es que "ambiente" es todo lo que nos rodea, no sólo los bosques, los ríos y las montañas, sino también las ciudades en las que vivimos y las aulas en las que aprenden nuestros niños y jóvenes.

Esto quiere decir que no tenemos que ir muy lejos para estudiar y cuidar el ambiente: podemos hacer ecología en el patio de nuestra escuela. Un charco, un árbol o un cantero brindan ecosistemas al alcance de la mano, en los que los alumnos pueden descubrir las diferentes especies que allí habitan, las interrelaciones que se dan entre ellos y la forma en que nosotros, como seres humanos, influimos en estas interacciones.

Un tema que nos compete a todos y que necesita de nuestro compromiso inmediato es el de la basura. Desde las aulas podemos trabajar en actividades que enseñen a reducir, reusar y reciclar nuestros desechos, conocida como "regla de las tres r" (ver propuestas en la columna de la derecha).

Juntos, no enfrentados
Un punto muy importante a tener en cuenta al impartir educación ambiental es que no debemos caer en la convención de que sólo se cuida el ambiente con la conservación de los recursos naturales. Los docentes han de conocer y transmitir la importancia que tiene la fabricación sustentable de los productos que usamos a diario. Conservación y producción necesitan ir de la mano, y debemos enseñarlas juntas y no enfrentadas en nuestras aulas.

Los profesores y maestros también hemos de ser conscientes de que lo que enseñamos a nuestros alumnos debe ser transferido a la sociedad toda y esforzarnos por lograr que, por lo menos una vez en el ciclo lectivo, los chicos salgan a enseñar a otros lo que ellos ya aprendieron. Para esto, hay que contar con el apoyo de instituciones estatales y civiles, como es el caso de Bosque Modelo Tucumán (www.bosquemodelotucuman.org.ar), que prioriza la educación ambiental en su estrategia de trabajo.

No a la soledad
El desafío no es menor. Nuestra tarea como educadores, tampoco. Menos aún nuestra responsabilidad como habitantes de este planeta. Seguramente estaremos de acuerdo en que resulta quijotesco abordar este trabajo solos. Sería ideal que cada institución educativa diseñe un proyecto ambiental en el que participen todos los departamentos del establecimiento, con acciones integradas. A partir de ahí hay que trabajar en la transferencia a la comunidad.

Escuelas y colegios deben unir su esfuerzo con el de otras instituciones que cultivan objetivos similares. Los docentes no están solos en esta cruzada y no deben trabajar desvinculados de los que van en la misma dirección. Solo de esta forma podemos transmitir a nuestros alumnos y a la sociedad el mensaje correcto: el cuidado del ambiente es responsabilidad de todos y, desde el lugar que nos toca, estamos obligados a contribuir a su cuidado y mejoramiento.


Ideas verdes
- Algunas instituciones educativas de Tucumán participan en el Programa URBAL (Cooperación de Europa con América Latina), que promueve la separación de residuos (botellas de plástico, papel, cartón, vidrio...) para venderlos a plantas recicladoras. Aquellas escuelas que no están incluidas en esta propuesta pueden contactarse con las que sí lo hacen para colaborar con material.

-  En el aula se pueden fabricar objetos con materia prima reciclada, tanto para el uso escolar como para llevar a la casa. A partir del curso se puede iniciar una experiencia de separación de los residuos de papel para, luego, llevarlos a un centro de reciclado (como la Biblioteca Popular La Randa, en Yerba Buena).

 - Otra opción interesante y sencilla es la fabricación de compost (abono producido a partir de la descomposición de la materia orgánica): para ello solo se necesita un rincón de la escuela o de la casa.  

- Otra idea muy útil es diseñar un programa de Basura Cero. Casi todas las escuelas necesitan reformular la forma en que manejan los residuos que generan en el día a día. Basta dar un paseo por las aulas al final de la jornada para convencerse sobre esta necesidad.

- Conviene aprovechar las efemérides para organizar campañas de concientización. El calendario "verde" consagra el 22 de marzo como el Día Mundial del Agua; el 22 de abril como Día Mundial de la Tierra; el 22 de mayo como el Día Internacional de la Diversidad Biológica; el 5 de junio como el Día Mundial del Medio Ambiente y el 29 de agosto como Día del Árbol. Los siguientes vínculos digitales ofrecen actividades para desarrollar en el aula: 1) www.unep.org; 2) www.educacionambientalparatodos.com; 3) www.ecopibes.com; 4) www.manos-verdes.org y 5) planeta-herido.blogspot.com.ar